Aquí os dejo un artículo interesante que me dio una mamá, un artículo publicado en EL HUFFINGTON POST el día 22 de septiembre de 2013.
¿Qué debe saber un niño de cuatro años?
¿Qué debe saber un niño de cuatro años?
Hace poco, en un foro sobre la educación de los hijos, leí una entrada de una madre preocupada porque sus hijos, de cuatro años y año y medio, no
sabían lo suficiente. "¿Qué debe saber un niño de cuatro años?", preguntaba.
Las
respuestas que leí no solo me entristecieron sino que me irritaron. Una madre
indicaba una lista de todas las cosas que sabía su hijo. Contar hasta 100, los
planetas, escribir su nombre y apellido, y así sucesivamente. Otras presumían
de que sus hijos sabían muchas más cosas, incluso los de tres años. Algunas
incluían enlaces a páginas con listas de lo que debe saber un niño a cada edad.
Solo unas pocas decían que cada niño se desarrolla a su propio ritmo y que no
hay que preocuparse.
Me molestó
mucho que la respuesta de esas mujeres a una madre angustiada fuera añadirle
más preocupación, con listas de todo lo que sabían hacer sus hijos y los de
ella no. Somos una cultura tan competitiva que hasta nuestros niños en edad
preescolar se han convertido en trofeos de los que presumir. La infancia no
debe ser una carrera.
Por todo
ello, he decidido proponer mi lista de lo que debe saber un niño (o una niña)
de cuatro años:
1.
Debe
saber que la quieren por completo, incondicionalmente y en todo momento.
2. Debe saber que está a salvo y debe saber
cómo mantenerse a salvo en lugares públicos, con otra gente y en distintas
situaciones. Debe saber que tiene que fiarse de su instinto cuando conozca a
alguien y que nunca tiene que hacer algo que no le parezca apropiado, se lo
pida quien se lo pida. Debe conocer sus derechos y que su familia siempre le va
a apoyar.
3. Debe saber reír, hacer el tonto, ser
gamberro y utilizar su imaginación. Debe saber que nunca pasa nada por pintar
el cielo de color naranja o dibujar gatos con seis patas.
4. Debe saber lo que le gusta y tener la
seguridad de que se le va a dejar dedicarse a ello. Si no le apetece nada
aprender los números, sus padres tienen que darse cuenta de que ya los
aprenderá, casi sin querer, y dejar que en cambio se dedique a las naves
espaciales, los dinosaurios, a dibujar o a jugar en el barro.
5.
Debe
saber que el mundo es mágico y ella también. Debe saber que es fantástica,
lista, creativa, compasiva y maravillosa. Debe saber que pasar el día al aire
libre haciendo collares de flores, pasteles de barro y casitas de cuentos de
hadas es tan importante como practicar la fonética. Mejor dicho, mucho más.
Pero más importante es lo que deben saber
los padres:
1.
Que
cada niño aprende a andar, hablar, leer y hacer cálculos a su propio ritmo, y
que eso no influye en absoluto en cómo de bien ande, hable, lea o haga cálculos
después.
2. Que el factor que más influye en el buen
rendimiento académico y las buenas notas en el futuro es leer a los niños
de pequeños. No las fichas, ni los manuales, ni las guarderías elegantes, ni
los juguetes y ordenadores más rutilantes, sino que mamá o papá dediquen un
rato cada día o cada noche (o ambos) a sentarse a leerles buenos libros.
3. Que ser el niño más listo o más estudioso
de la clase nunca ha significado ser el más feliz. Estamos tan obsesionados por
tratar de dar a nuestros hijos todas las "ventajas" que lo que les
estamos dando son unas vidas tan pluriempleadas y llenas de tensión como las
nuestras. Una de las mejores cosas que podemos ofrecer a nuestros hijos es una
niñez sencilla y despreocupada.
4. Que nuestros niños merecen vivir rodeados
de libros, naturaleza, utensilios artísticos y la libertad para explorarlos. La
mayoría de nosotros podríamos deshacernos del 90% de los juguetes de nuestros
hijos y no los echarían de menos, pero algunos son importantes: juguetes como
los LEGO y las construcciones, juguetes creativos como los materiales
artísticos de todo tipo (buenos), los instrumentos musicales (tanto clásicos
como multiculturales), disfraces, y libros y más libros (cosas, por cierto, que
muchas veces se pueden conseguir muy baratas en tiendas de segunda mano).
Necesitan libertad para explorar con estas y otras cosas, para jugar con
montoncitos de alubias secas en el taburete (supervisados, por supuesto),
amasar pan y ponerlo todo perdido, usar pintura, plastilina y purpurina en la
mesa de la cocina mientras hacemos la cena aunque lo salpiquen todo, tener un
rincón en el jardín en que puedan arrancar la hierba y hacer un cajón de barro.
5.
Que
nuestros hijos necesitan tenernos más. Hemos aprendido tan bien eso de que
necesitamos cuidar de nosotros mismos que algunos lo usamos como excusa para
que otros cuiden de nuestros hijos. Claro que todos necesitamos tiempo para un
baño tranquilo, ver a los amigos, un rato para despejar la cabeza y, de vez en
cuando, algo de vida aparte de los hijos. Pero vivimos en una época en la que
las revistas para padres recomiendan que tratemos de dedicar 10 minutos diarios
a cada hijo y prever un sábado al mes dedicado a la familia. ¡Qué horror!
Nuestros hijos necesitan la Nintendo, los ordenadores, las actividades
extraescolares, las clases de ballet, los grupos organizados para jugar y los
entrenamientos de fútbol mucho menos de lo que nos necesitan a NOSOTROS. Necesitan
a unos padres que se sienten a escuchar su relato de lo que han hecho durante
el día, unas madres que se sienten a hacer manualidades con ellos, padres y
madres que les lean cuentos y hagan tonterías con ellos. Necesitan que demos
paseos con ellos en las noches de primavera sin importarnos que el pequeñajo
vaya a 150 metros por hora. Tienen derecho a ayudarnos a hacer la cena aunque
tardemos el doble y trabajemos el doble. Tienen derecho a saber que para
nosotros son una prioridad y que nos encanta verdaderamente estar con ellos.
Y volviendo a
esas listas de lo que saben los niños de cuatro años...
Sé que es
natural comparar a nuestros hijos con otros niños y querer asegurarnos de que
estamos haciendo todo lo posible por ellos. He aquí una lista de lo que se
suele enseñar a los niños de esa edad y lo que deberían saber al acabar cada
curso escolar, a partir del preescolar.
Como nosotros
estamos educando a nuestros hijos en casa, yo suelo imprimir esas listas para
comprobar si hay algo que falte de forma llamativa en lo que están aprendiendo.
Hasta ahora no ha sucedido, pero a veces obtengo ideas sobre posibles temas
para juegos o libros que sacar de la biblioteca pública. Tanto si los niños van
al colegio como si no, las listas pueden ser útiles para ver lo que otros están
aprendiendo, y pueden ayudar a tranquilizarnos sabiendo que van muy bien.
Si existen
aspectos en los que parece que un niño está por detrás, hay que darse cuenta
que eso no indica ningún fracaso, ni del niño ni de sus padres. Simplemente, es
una laguna. Los niños aprenden lo que tienen alrededor, y la idea de que todos
deben saber esas 15 cosas a una edad concreta es una tontería. Aun así, si
queremos que las aprenda, lo que tenemos que hacer es introducirlas en la vida
normal, jugar con ellas, y las absorberá de manera natural. Si contamos hasta
60 cuando estamos haciendo la masa de un bizcocho, aprenderá a contar. Podemos
sacar de la biblioteca libros divertidos sobre el espacio o el abecedario.
Experimentar con todo, desde la nieve hasta los colores de los alimentos. Todo
irá entrando con más naturalidad, más diversión y muchas menos presiones.
Sin embargo, mi consejo favorito sobre los niños
pequeños es el que aparece en esta página.
¿Qué necesita un niño de cuatro años?
¿Qué necesita un niño de cuatro años?
Mucho menos
de lo que pensamos, y mucho más.
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